sábado, 4 de agosto de 2012
ÓSCAR HAHN GARCÉS PUEDE SER EL PRÓXIMO NACIONAL DE LITERATURA EN CHILE
Por José G. Martínez Fernández.
El gran sobreviviente de la lírica chilena de hoy es Nicanor Parra.
Aún Parra sigue batiendo sus alas y cantando sus melodías innovadoras, sarcásticas y críticas.
Por algo es un antipoeta.
Cercanos a él sobreviven dos grandes líricos: Efraín Barquero y Raúl Zurita, ambos ya ganaron el Premio Nacional de Literatura.
Óscar Hahn Garcés es el poeta que se espera se consagre este mes de agosto con el Premio Nacional de Literatura que se entrega al trabajo (creación) de una vida dedicada a las letras.
Acá el Nacional se otorga cada dos años, y, sin acuerdo tipo de por medio, en una ocasión lo obtiene un narrador y en otra un poeta.
Por ende cada uno en su área ha de esperar cuatro años a ver si el jurado se fija en él.
Candidatos al Nacional hay varios. Pero la competencia mayor para Hahn es Delia Domínguez, la poeta de Osorno.
Se han presentado también las candidaturas de Elicura Chihuailaf, de Jaime Quezada, de David Rossenmann-Taub, de Elvira Hernández, de Ómar Lara y varios otros.
Soñar no cuesta nada.
Yo me la juego a que lo gana Óscar Hahn. El autor de ese poema maravilloso que se llama GLADIOLOS JUNTO AL MAR y que, seguramente, lo escribió cuando estaba en Arica y hacía clases en la Universidad de Chile.
Era fines de los sesenta.
Por esa época yo lo conocí, cuando él tenía ideales sociales muy marcados. Por esa época él me "tiró flores” en un programa radial de poesía que hacía junto a los profesores universitarios Enrique Margeri y Eloy Cortínez por tres de mis cuatro textos publicados, en julio de 1967, en el folleto denominado SERIE POÉTICA. Uno de esos textos se llama LOS ARQUITECTOS DE LA MUERTE.
Esa era la misma época en que brillaba la poesía de Nana Gutiérrez, la Luis Araya Novoa y luego llegarían con sus luces Alicia Galaz y Oliver Welden, entre los mayores; y destacaban entre los jóvenes Ariel Santibáñez, Julio Opazo y Florencio Faúndez, entre otros.
Hahn era un hombre tímido. Recuerdo que una vez en el aula magna de la Universidad de Chile, Sede Arica, estuvo Mario Vargas Llosa dictando cátedra en una gran sala llena de público. Hahn estaba a su lado, roja la cara, mostrando su timidez...Eloy Cortínez había logrado subirlo al escenario.
Ese era nuestro poeta. El gran Óscar Hahn, que -todavía- no era el GRAN POETA que hoy es.
Hoy está a días, quizás, de convertirse en el nuevo Premio Nacional de Literatura.
GLADIOLOS JUNTO AL MAR
“Si hija de mi amor mi muerte fuese…”
Quevedo
Gladiolos rojos de sangrantes plumas,
lenguas del campo, llamas olorosas,
de las olas azules, amorosas,
cartas os llegan, pálidas espumas.
Flotan sobre las olas de las brumas,
epístolas de polen numerosas,
donde a las aguas piden por esposas,
gladiolos rojos de sangrantes plumas.
Movidas son las olas por el viento,
y el pie de los gladiolos van besando,
al son de un suave y blando movimiento
y en cada dulce flor de sangre inerte
la muerte va con piel de sal entrando,
y entrando van las flores en la muerte.
Bellísimo texto. Por algo Alone señaló que sino no era el mejor de los sonetos que había producido la poesía chilena en toda su historia, al menos estaba entre los grandes de esa historia.
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